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Escribí este post en 10 minutos. No es broma.
En estos días, escribir es lo más fácil que ha sido nunca para mí. Puedo hacer mil palabras en menos de media hora sin sudar.
Pero no siempre solía ser así. No siempre solía ser tan fácil.
¿Qué ha marcado la diferencia?
La respuesta es lo que hace que sea más fácil escribir que nunca: practicar.
No anticipé poder escribir con tanta facilidad. Pero sucedió.
¿Por qué? Porque he empezado a acercarme a la escritura. Me levanto todos los días, pase lo que pase, y lo hago. Intento no pensar demasiado en ello o escuchar mis propias dudas.
Acabo de empezar. Algunos días son mejores que otros, pero lo único que es constante es que lo hago a menudo.
Mi cuerpo está empezando a recordar. Se está acostumbrando a la práctica.
Mi cuerpo está empezando a recordar. Se está acostumbrando a la práctica.
Y de forma lenta pero segura, cada vez es más fácil.
No soy una maestra (todavía)
Pero estoy aprendiendo el secreto. Tu puedes, también, si realmente quieres. Ya sea aprendiendo un idioma extranjero o finalmente tocando la guitarra.
Todos queremos que la vida sea fácil ahora. Pero no es así como funciona. Las cosas que vienen fáciles solo vienen después. Pero sí vienen.
Algún día, podrás ponerte tus zapatillas para correr o sentarte frente a tu ordenador y hacer lo que has estado practicando todo este tiempo.
Será sin esfuerzo. Y será dulce.
Será sin esfuerzo. Y será dulce.
La fea verdad
Por supuesto, cuando llegue ese día, no será suficiente.
Porque siempre puedes mejorar un poco. Y siempre habrá alguien que venga a superar tu última hazaña.
Porque siempre puedes mejorar un poco. Y siempre habrá alguien que venga a superar tu última hazaña.
Entonces, ¿qué hacemos entonces? ¿Qué es lo que hacemos de esto? ¿Perseguimos el encanto de la excelencia, solo para estar decepcionados años después? ¿O abdicamos a la mediocridad, dándonos por vencidos antes de comenzar?
Tampoco suena muy atractivo.
En su lugar, vamos a hacer otra cosa ...
Persigue tu pasión, no la perfección.
Encontremos algo que amamos tanto que nos lleve a querer ser los mejores del mundo.
Y cuando descubramos que no, podemos encogernos de hombros con indiferencia, porque de todos modos nos encanta hacerlo.
Y cuando descubramos que no, podemos encogernos de hombros con indiferencia, porque de todos modos nos encanta hacerlo.
Que el trabajo de nuestra vida sea cada vez más fácil gracias a nuestra práctica. Y podemos hacerlo con una sonrisa en nuestra cara.
¿Quién sabe? Tal vez encontremos que un día realmente somos los mejores del mundo. En cualquier caso, lo pasaremos genial haciéndolo.
¿Y sabes qué? Tengo el presentimiento de que así es como lo hacen los verdaderos maestros. Sudan incluso cuando no tienen que hacerlo. ¿Por qué? Porque siempre pueden mejorar.
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